Lenguaje artístico y lenguaje práctico

Al inicio de la sección «Elementos de estilística» contenida en el texto Teoría de la literatura, a cargo del teórico, traductor, historiador y formalista ruso Boris Tomachevski; se establece un contraste entre el lenguaje artístico y el lenguaje práctico. Antagonismo que es descrito -en una primera instancia-, mediante una breve explicación sobre el lenguaje práctico como categoría que apunta hacia aquellos actos de habla regidos por una disposición habitual, frecuente; designación que se suma a la consideración de la palabra como aparato que encierra el traspaso comunicativo de ideas o reflexiones hacia un determinado receptor.

Tomachevski señala que dentro del esquema comunicativo podemos verificar si el mensaje emitido es entendido por el destinatario, así como también sostiene que tenemos una gran capacidad de control en la elaboración de las frases y los términos que nos permitan expresar y volver inteligible lo declarado: expresión que en su constitución posee cualidades circunstanciales, súbitas, que están supeditadas al acto comunicativo y que por lo demás, no solo remiten al lenguaje -en su carácter sistémico-; sino que agregan ademanes, gestos, movimientos corporales introducidos al diálogo, los cuales amplían la significación de cada enunciado proferido.

Por el contrario, en las obras literarias existe una disposición que delimita la manera en que se presenta cada expresión, en la medida que los conceptos y recursos estilísticos son tratados con premeditación, resguardando y ejecutando un trabajo deliberado de extracción de palabras que implica mayor esmero que las utilizadas en conversaciones frecuentes. La expresión, entendida como manifestación de signos o locuciones, conforma un eslabón indispensable en el circuito comunicativo, si se considera que justamente en ella reside el sustento y la reciprocidad de cada factor implicado y sus respectivas funciones.

De igual forma, el autor resalta la idea de que el lenguaje posee y a la vez carece de «orientaciones», encauzamiento que relaciona la expresividad al área artística y en paralelo, separa al lenguaje práctico, cotidiano, de toda posición o directriz. No obstante, considera desacertado concebir al lenguaje artístico como registro particular de las obras de arte.

El principio o médula de la obra de arte no está dada por la condición y apariencia de cada expresión, sino por su capacidad de relación desde la unidad, situación que contribuye a la composición artística del «material verbal». El conjunto de los fundamentos que se vinculan en la obra no necesariamente están asociados con la importancia de su expresión; a diferencia de lo que ocurre en la rutina, donde se adoptan y reiteran frases que le otorgan un valor singular a la expresión, poniendo énfasis en la «estructura verbal de las distintas palabras».

Debido a esto, es que las nociones sobre lenguaje artístico y lenguaje o teoría que explica acerca de la «idea de arte», no consiguen armonizar completamente. El lenguaje artístico, según Tomachevski, también es capaz de ubicarse de modo externo a la tradición literaria y a su vez, logra producir un texto a través de una lengua «no perceptible».

Si bien el lenguaje artístico se puede patentizar en las obras de arte, no resulta improcedente considerar la interpretación literaria en las características de este tipo de lenguaje. Para ello, es necesario puntualizar que la investigación en torno a las propiedades del lenguaje artístico están ligadas al ámbito de la lingüística, disciplina encargada de examinar las distintos rasgos del lenguaje humano y que en el trabajo de Tomachevski, se enfoca en el área de la estilística, labor dedicada a indagar en las manifestaciones lingüísticas generadas de manera individual.

A modo de corolario, el autor indica que la manera pertinente para abordar la composición de las obras de arte debe tomar en cuenta los sucesos primordiales que ayudan a la trayectoria sobre la expresión. Por consiguiente, postula la existencia de una ligazón directa entre estilística y poética (los estudios literarios y sus modelos, teorías e hipótesis están íntimamente ligados a la estilística).

Los problemas surgidos en el ámbito de las «poéticas y retóricas antiguas», han sido destinados al ejercicio teórico de la literatura, en detrimento de la lingüística, que incluía estos temas en un campo más amplio -como el de la filología-, excluyéndolo de las ciencias literarias.

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Tomachevski, Boris: «Lenguaje artístico y Lenguaje práctico». En: Teoría de la literatura; prólogo de Fernando Lázaro Carreter. Traducción a cargo de Marcial Suárez. Madrid. Ed. Akal/Universitaria, 1982; pp. 21-22.

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